Leyendo los primeros capítulos del libro de Calidad me ha llamado la atención un señor, un tal W. Edwards Deming. Lo de "W" viene de William. Digo en el título del post, "ese gran desconocido "porque hasta hoy lo era para mi. Seguro que muchos lo conocéis, pero otros tantos estaréis como yo, pensando quién demonios será este tío.
De origen muy humilde, Edwars Deming fue primero ingeniero eléctrico, luego maestro en física y matemáticas y ya por último, Doctor en Física matemática por la universidad de Yale. Posteriormente muchas otras universidades americanas le concedieron el doctorado Honoris Causa. Deming ha pasado a la historia por ser una de las mentes responsables de la reconstrucción de Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Japón, un pais casi destrozado física y moralmente después de los dos pepinazos que los americanos dejaron caer sobre Hiroshima y Nagasaki, necesitaba salir de aquella situación de desastre, y para ello, los empresarios japoneses confiaron en un americano, Deming. Deming introdujo métodos de gestión de la calidad de los productos manufacturados que nunca antes se habían puesto en marcha a gran escala. En la antigüedad la calidad de los productos la aseguraba el buen nombre del artesano y viceversa. Desde que comenzó la producción en masa, el artesano pasó a ser empresario, y no podía controlar uno a uno los productos que salían de su empresa. Se empezó entonces a asumir cierto porcentaje de productos defectuosos. Después de todo, la calidad de un producto es en cierto modo subjetiva, algo puede ser de calidad siempre que cumpla con su función...pero durante cuanto tiempo? en relación a su precio? influye también el aspecto? En fin, que este americano en Japón, empezó en 1950 a enseñar estadística a empresarios japoneses y se propuso elevar los estandares de calidad de los productos nipones hasta colocarlos muy por encima del producto americano, y vaya si lo consiguió.
Su filosofía se condensa en los llamados 14 puntos de Deming. En estos 14 mandamientos se nos dice que la dirección de la empresa es quien debe intentar conseguir la máxima calidad de los productos, haciendo incapié y demostrando ante los trabajadores que la calidad es el fin para el que trabajan todos. Se formalizarán uniones duraderas con los proveedores basadas en la confianza en el producto, se fomentará la organización informal de la empresa donde se establecen relaciones personales entre empleados de distintas secciones y de distintos rangos, las inspecciones poco a poco se irán suprimiendo porque serán innecesarias, se formará a los trabajadores, se adecuará el sistema para el trabajo en equipo, etc. Todo ello para conseguir unos pocos productos menos que nuestra competencia, pero de mejor CALIDAD. Eso se tradujo en el resurgir del imperio del sol naciente. Marcas como Toyota, Honda, Mitsubishi, Fuji, Panasonic, Sony, etc. se convirtieron en sinónimo de calidad durante la segunda parte del siglo XX y lo son ahora gracias, en gran medida, a los métodos de Deming.
De la web del Instituto Dewards entrecomillo este párrafo esclarecedor:
“Much of the credit for Japan's flight to quality and the making of its world-class reputation goes to quality guru W. Edwards Deming. Deming urged companies to concentrate on constant improvements, improved efficiency and doing it right the first time. Deming was a professor of statistics at New York University when he was invited to Japan in 1950 to run a seminar for business leaders. Since the 1930s, Deming was interested in using statistics as a tool to achieve better quality control. Essentially, his idea was to record the number of product defects, analyze why they happened, institute changes, then record how much quality improved, and to keep refining the process until it is done right.”
Que viene a decir, y me tiro a la piscina de la traducción:
Gran parte del mérito del vuelo japonés hacia la calidad mundialmente reconocida lo tiene el gurú de la calidad W.Edwards Deming. Deming instó a las empresas a hacer mejoras constantes, mejoras en la eficiencia y en hacerlo bien a la primera. Deming era profesor de estadística en la Universidad de Nueva York cuando fue invitado a Japón en 1950 a cursar un seminario dirigido a hombres de negocios. Desde los años 30, Deming estaba interesado en el uso de la estadística como herramienta para conseguir un mejor control de calidad. Esencialmente, su idea era controlar el número de productos defectuosos, analizar por qué había sucedido, implantar cambios, comprobar cuánto se había mejorado, y continuar puliendo el proceso hasta conseguir hacerlo perfecto.”
En fin, un personaje con cara de bueno, que hoy en día se estudia como paradigma del saber hacer bien el trabajo frente al otro sistema, el de hacer las cosas deprisa y corriendo, sistema al cual se han subido algunas empresas baratangas, y que se traduce en productos defectuosos en un alto porcentaje, que se averían justo después de terminar la garantía, y que lo único que hacen es perjudicar a la marca.
Hasta la próxima entrada.
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